Génesis 16:1-5 dice “Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo”
Abram y Sarai agotaron sus fuerzas y su fe disminuyo… Sarai creía poder ayudar a Dios y tomo la promesa para ejecutarla según le parecía pero luego tuvo que soportar el desprecio de quien era su sierva a causa de su decisión emocional.
En la voluntad de Dios tus decisiones solo pueden ser dirigidas por Dios y no por tus emociones o razonamientos.
Dios no necesita de ninguno de tus favores, el solo necesita de ti que hagas únicamente conforme a su voluntad… No se trata de que lógicamente intentes obtener el propósito con tus manos, se trata de que tus manos se muevan direccionadas por Dios para alcanzarlo.
2: HABLANDO CONFORME A SU VOLUNTAD
Génesis 17:5 dice “Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes”
Las palabras que hablas se fijan en tu mente y gobiernan tus conversaciones… Cuando una persona se siente fracasada y lo acepta en su mente notarás como todas sus conversaciones resaltan lo grande de sus fracasos y como su vida es miserable a causa de eso.
Abram significa “Padre eminente” o “Padre enaltecido” y Dios necesitaba que cada vez que en una conversación alguien le dijera su nombre este hombre no se sintiera grande como su nombre sino que recordara su promesa y por esto recibe el nombre de Abraham, es decir “Padre de multitudes”
Que lo que hablas constantemente no sea acerca de tus emociones, que lo que hables todo el tiempo pueda recordarte la promesa de Dios y no la incapacidad que posees para llevarla a cabo en tus fuerzas.
3: NI TARDE NI IMPOSIBLE
Génesis 18:10-14 dice “Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo”
Físicamente era imposible para Sara concebir un hijo pues su ciclo de maternidad se había terminado pero también era demasiado tarde porque era anciana al igual que su esposo… Aun bajo estas características Dios cumplió su promesa porque tu imposibilidad es posible para Dios y tu “ya es tarde” es un “aun es tiempo” para Él.